lunes, 1 de septiembre de 2014

Haciendo balance.

Bien. Llega septiembre y me siento como si bajara de un escalón muy alto, un escalón desde el que podía tocar el cielo, respirar profundo y desde el que tenía unas vistas impresionantes para recargar fuerzas para volver.

Qué suerte tenemos de poder decir "volver"...
A veces oigo a gente que reniega de ello. Sí, es duro, muy duro, para mí también lo es pero...aquí estamos de nuevo y eso, insisto, es una suerte.

Deberíamos hacer una celebración parecida a lo que celebramos en Nochevieja cuando llega septiembre ¿a que sí?. Se cierra un ciclo y comienza otro nuevo, diferente...

El verano ha sido un momento de transición para mi, de reflexión, de renovación y de paz, sobre todo paz, esa paz que sólo encuentro en el lugar que más me inspira y donde mejor respiro. Para los que me conocéis un poquito ya sabréis a qué lugar me refiero.
Mi monte, que no me canso de mirar y respirar, de noche de día e incluso cuando no estoy allí cerquita de él. Los paseos siempre son mágicos, maravillosamente eternos, diferentes, aunque vaya por el mismo senderito, sorprendentes y, sobre todo, cargados de energía.



He tenido la suerte de poder disfrutar de algo tan maravilloso como perderme por la noche con mi música en plena noche a mirar la luna y a bañarme con ella. A escuchar el silencio que me invade y me crea la sensación infinita de quedarme a dormir allí y a formar parte de aquello de alguna manera sin alterar su perfecto orden de ninguna manera.



Vuelvo nueva con una cierta inquietud porque sé que el caos de la ciudad que más quiero, me clavará sus dulces garras tarde o temprano.... !ooops! ya lo ha hecho con este calor sofocante, que quema tanto que me protejo mentalmente para que mi equilibrio general no se rompa.


Observar la perfección de la Naturaleza que me rodea, mimetizarme con ella es tan difícil porque ¿quién es perfecto más que ella?. Mi respeto es infinito hacia ti y te miro con cuidado y te toco con cuidado y cuido todo lo que me ofreces cada día.


Amigas, Sol, agua, risas, relax y aire puro, no necesito más para sentirme bien, de hecho me sobran muchas cosas para ser feliz. Lo soy por muchas razones y, a veces, nos complicamos demasiado la vida, nos venimos abajo por cosas que no son tan importantes como creemos, y nos olvidamos de que lo más importante es tener salud y estar rodeado de los tuyos. Cuando me falte alguna de esas cosas, entonces, me preocuparé. Nos olvidamos porque lo tenemos y queremos más. Para mi eso es ser feliz, saber que los míos están bien, que las cosas están más o menos en orden, que cada día que abro los ojos tengo la suerte de vivir un nuevo día ya sea malo o peor que malo porque después llegaré a casa me daré una ducha reconfortante y después de cenar encenderé la lamparita de la mesa que hay al lado del sofá y seré la persona más feliz del mundo en ese momento.

Es genial estar aquí de nuevo, en mi Madrid del alma, esperar a que llegue el frío para pasear por sus calles y deleitarme, espero, con obras de teatro, paseos por la Gran Vía y Fuencarral, contemplar las puestas de Sol de otoño desde el parque de El Templo de Debod y enamorarme de nuevo de mi ciudad.

Porque ya sabes que no me gusta planear es por eso por lo que te quiero más ya que, totalmente de acuerdo con Ramón Gómez de la Serna...


!Bienvenidos!
#bedifferent








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